Si se puede decir que existe una dolencia universal, ésta se trata probablemente de las agujetas. Unos más que otros, pero las han sufrido personas de todos los países y de cualquier edad. Además, aparecen tras realizar cualquier ejercicio físico, aunque son más comunes después del entrenamiento de fuerza.
Al contrario de lo que se suele pensar, las agujetas son lesiones (mejor dicho, microlesiones) que se producen en las fibras musculares cuando éstas son sometidas a una actividad relativamente dura sin haber realizado previamente un calentamiento deportivo adecuado.
La única forma que se conoce para evitar las agujetas es aumentar la intensidad del entrenamiento de forma gradual, tanto en el tiempo como en una misma sesión. Es decir, si llevas mucho tiempo sin hacer pesas es mejor empezar poco a poco e ir aumentando gradualmente el peso. Y, por otra parte, dentro de una misma sesión es importante calentar antes de empezar el entrenamiento.
Una vez ya han aparecido las agujetas, no hay ninguna forma de eliminarlas, sólo queda esperar a que se sanen de forma natural. Sin embargo, sí que hay algunos trucos para reducir el dolor provocado por las agujetas, las cuales comentamos a continuación.
- Si son leves, una forma para reducir el dolor es mediante masajes, para calentar el área afectada y estimular así la circulación sanguínea por la zona. Con este mismo fin se puede utilizar una ducha, alternando el agua caliente y fría sobre la zona dolorida.
- Si, en cambio, las agujetas son especialmente fuertes, se puede reducir el dolor utilizando antiinflamatorios.
Por último, queremos poner hincapié en que la creencia natural de que las agujetas pueden reducirse bebiendo agua con azúcar es totalmente falsa, y si funciona es únicamente por el “efecto placebo”.