Para empezar el día con paz y tranquilidad nada mejor que la oración matutina, pues corresponde a un tipo de plegaria esencial para el buen vivir que cuenta entre muchas otras virtudes con el poder de fortalecer el espíritu y proveer la energía necesaria para afrontar las distintas tareas y pruebas que han de presentarse a lo largo de la jornada.
Es entonces cuando resulta pertinente considerar los tipos de oraciones para la mañana, pues de acuerdo a la intención específica el creyente es posible acceder a una serie de himnos especialmente concebidos para invocar la misericordia divina o cualquier otro requerimiento que se haga oportuno en medio de la búsqueda del bienestar y la felicidad.
Las diferentes oraciones para la mañana
Para que el poder del Padre se manifieste en nuestra vida, la oracion de la mañana se posiciona como el medio para acercarse a Dios fortaleciendo la conexión que existe con Él, pues el mismo hecho de que sea el protagonista del primer pensamiento del día es ya una gran prueba de la prioridad que se le confiere.
Cuando se trata de realizar una plegaria luego de despertar, el primer tipo de oración al que puede acudirse es aquella enfocada en dar gracias, esta puede ser empleada para reconocer la bendición de la vida, de la familia, de los amigos, del trabajo y de todo aquello que nos rodea. Respecto a la oración de la mañana para niños, estas mediante un lenguaje sencillo se encargan de acercar a los infantes a la espiritualidad y al gozo que emana el regalo de ser hijos de Dios, asimismo las oraciones cortas y las que buscan apoyo y guía son también algunas de las más empleadas.
Razones para orar en la mañana
Solicitar la presencia del Señor en cada paso que se vaya a dar es el motivo principal para que el creyente acuda a este diálogo tan meritorio. Además de demostrar el aprecio a Jesús, el cristiano estará invocando un actuar acorde con los mandatos y creencias establecidos, es también una forma de sentirse protegido y amado, con una fuerza interna debidamente potente para hacerle frente a la vida.
Se trata ciertamente de vencer debilidades tan frecuentes como el desánimo, la pereza y todas esas distracciones que nos llevan a alejarnos del creador, todo esto abona el camino para permanecer de la mano del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.