Octavio Augusto fue sobrino-nieto de Julio Cesar, Cayo Octavio Turino como se llamó en un principio, fue adoptado por este como su hijo y su único heredero, pasando a llamarse Cayo Julio Cesar Octaviano, gracias a su educación y por estar dotado de gran habilidad en el ámbito político, consiguió atraer a los colaboradores y amigos de César a su causa, incluyendo a Marco Antonio, quien era la mano derecha de un dictador asesino.
A partir del año 36 Octavio se convirtió en el dueño de la política en el occidente del imperio, en especial cuando Marco Antonio se instaló en Oriente enamorado de Cleopatra, lo que fue aprovechado por Octavio para prepararse para un enfrentamiento definitivo en la batalla naval de Actium en el año 31, consiguiendo el apoyo de gran parte del ejército romano.
En el año 27 se le concedió el título de Augusto, por parte del Senado, una vez que le devolvieron formalmente el poder, siendo el nombre que conservo hasta su muerte, razón por la cual, se le comenzó a llamar Octavio Augusto, poco a poco obtuvo distintos cargos, que le servían para disimular su poder real, basado en el mando supremo de las legiones romanas.
Después de que se le otorgó el título de Augusto, se convirtió sucesivamente en Imperator (generalísimo), tribuno de la plebe, príncipe, padre de la patria, pontífice máximo e incluso cónsul en algunas ocasiones, todos estos títulos fueron concedidos por un Senado bajo su orden.
Fue de esta manera como el heredero de Julio Cesar, jugó bien sus cartas para quedarse con el poder, lo cual disfrazo con la ayuda de todos los cargos como representante del pueblo.