En el mundo existen cientos de fobias diferentes. Algunas como la aracnofobia y coulrofobia son relativamente comunes, pero también existen otras que, aunque suenen demasiado ilógicas, realmente existen. Uno de los mejores ejemplos de este caso particular es la anatidaefobia. ¿De qué se trata? Simple: miedo a que un pato te esté mirando.
La anatidaefobia es real
Hay que entender que las fobias consisten en miedos irracionales, los cuales van más allá de miedos naturales del ser humano como el miedo a la oscuridad, el cual cuenta con un componente evolutivo que lo avala.
En el caso de la anatidaefobia, vendría a tratarse de un problema similar al miedo a los animales, sólo que a diferencia de dicha fobia, aquí el miedo se extiende hacia un factor en específico, además de a un sujeto. DE ahí que los anatidaefóbicos no tienen un miedo a los patos, sino a la acción de ser mirados por uno de ellos.
Problemas que conlleva
Pese a que en circunstancias normales es poco probable que una persona sea observada por un pato en su día a día, el problema principal de la anatidaefobia radica en el hecho de que genera un ansiedad que va de moderada a leve en el caso de las personas afectadas.
Independientemente de si realmente están siendo observadas por un pato o no, la persona puede tener la tendencia a imaginar que de alguna forma un pato podría estarla mirando, aun cuando se encuentre en una circunstancia en que racionalmente sea imposible.