San Miguel Arcángel es conocido por sus infinitos poderes de protección, de resguardo y cobijo hacia todos los creyentes de Dios, que somos la base fundamental del catolicismo y de la iglesia.
La fe es una razón poderosa para cambiar el mundo, una fuerza tan imponente que es capaz de surcar los mares, cruzar los cielos y llegar donde otros no han podido y en donde el mal jamás podrá pertenecer. San Miguel Arcángel como siervo de Dios, obra mediante la gracia del ser más poderoso del universo y se cruza contra el diablo en una batalla por la conquista del bien sobre el mal.
Sólo Dios puede vencer a este espectro maligno desde su boca y sin tener que batallar, pero San Miguel Arcángel se enfrenta a él mediante los designios de Dios, afiliando y empuñando su espada contra el malévolo Satanás.
El catolicismo y el honor hacia San Miguel Arcángel
Cada 29 de septiembre se conmemoran las fiestas para honrarlo y glorificarlo como siervo de Dios, muro irrompible e impenetrable de los cielos, que abre los caminos del purgatorio y permite que todas las almas que se encuentran ahí puedan conseguir el paraíso donde los espera la vida eterna.
El papa León XIII fiel devoto de San Miguel Arcángel creía en los poderes que este ser superior podía desarrollar y como era un medio entre Dios y la lucha contra la maldad, lo consideraba guerrero, guardián y protector, y a través de la Santa Liturgia y después de la misa baja entonaba la oración para glorificarlo.
Se ha confundido a lo largo de los años a Jesús de Nazaret y San Miguel Arcángel, pero esta comparación no tiene fundamentación, puesto que Jesús es el hijo de nuestro Padre celestial que conforman junto al espíritu santo la santísima trinidad, máxima expresión celestial, siendo un ser único que habita como tres diferentes personas, mientras que el Arcángel siervo de Dios es el principal elegido para librar las batallas contra el mal, y aunque Jesús de Nazaret también posee esas atribuciones designa ciertas facultades a sus siervos ampliamente leales a él.
Oración
Protégenos de una vez por todas,
de todo mal, de toda envidia y todo sentimiento inequívoco,
que nos aleje de la bondad,
porque la bondad es medio y fin de para conquistar
un mundo de progreso, un mundo sin igual.
Oh San Miguel Arcángel tuya es la espada y tuyo el escudo
que protege a toda la humanidad
de los peligros que habitan
en los seres inescrupulosos que quieren borrar del mundo la palabra del señor.