Últimamente se escucha mencionar mucho una palabra que aunque parece bastante novedosa lo cierto es que se trata de un vocablo con algo más de 20 años de historia. Así pues, procrastinar es posponer o aplazar las cosas que deberían hacerse en el momento, esto debido a que la persona prefiere ocuparse en actividades que le resulten mucho más placenteras que las que realmente le corresponden.
Generalmente una falsa sensación de seguridad suele acompañar al procrastinador para que se apegue a la idea de que tiene todo bajo control y que aún bajo presión podrá cumplir con sus deberes a tiempo. Es así como aquel dicho popular «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy» se ajusta bastante bien a la hora de intentar explicar el concepto.
Procrastinar y postergar
Son muchas las situaciones de la vida diaria que hacen posible que las personas caigan en este tipo de comportamiento, es así como por ejemplo teniendo el tiempo suficiente para hacerlo con anticipación, el individuo prefiere hacer la maleta justo antes de ir al aeropuerto arriesgándose a olvidos y por supuesto a no hacerlo como corresponde.
A pesar de dejar las responsabilidades para el último momento y exponerse a frustraciones y variados momentos de caos, el procrastinador continúa acumulando tareas y por consiguiente poco a poco va perdiendo la confianza y el respeto de quienes le rodean. Toda esta serie de conductas de postergación y evitación conducen inevitablemente a una valoración negativa que habla más que nada de una poca o nula tolerancia a la tensión.