La toxicidad del sulfato de cobre es un tema a tener en consideración en el caso de por alguna labor u oficio te veas en la obligación de utilizar dicho compuesto químico. Y es que, si bien en dosis bajas no tiende a presentar algún riesgo importante a los seres humanos, sí que puede ser tóxico para ciertos tipos de plantas.
Esto ocurre debido a que este el exceso de cobre es fácilmente absorbido por medio de la tierra, lo cual también implica que las plantas lo absorban a través de sus raíces. Este exceso de cobre puede provocar un cambio notable en la tonalidad de las hojas, pero también logra debilitar sus raíces.
Notar este tipo de intoxicación no es demasiado complicado, puesto que las hojas adquieren un tono blanquecino muy característico. Sin embargo, este sería un problema presente sólo en los casos menos graves, dado que la debilitación de la raíces tiende a provocar que las plantas se marchiten sin muchas complicaciones.
Ahora bien, hay que reiterar que los seres humanos no están completamente exentos de ver su salud perjudicada al tratar con la toxicidad del sulfato de cobre.
Por lo cual no se debe de olvidar bajo ninguna circunstancia que siempre que se manipule este compuesto químico se llega a estar en mayor o menor medida expuesto a ciertos riesgos y peligros. Lo cual queda en evidencia si se toma en cuenta que el sulfato de cobre tiende a trasladarse bajo la etiqueta de “residuo peligroso”.
Riesgos de la toxicidad del sulfato de cobre
La toxicidad del sulfato de cobre entra dentro de la clasificación de compuesto químico o residuo corrosivo e irritante. Una etiqueta aplicable a los compuestos capaces de presentar una serie de múltiples riesgos a las personas que los manipulan.
En este sentido hay que decir que estos riesgos varían de acuerdo a los medios en que se apliquen. En el caso de la agricultura, tal y como ya se mencionó, puede producir riesgos a las raíces con lo que las plantas podrían marchitarse.
Riesgos en humanos
Pero en los medios humanos, específicamente el contacto directo con los ojos, los efectos secundarios incluyen daños en la córnea, ulceración y conjuntivitis. En el caso de la piel los riesgos si bien revisten menor gravedad, siguen presentes en forma de irritación y picazón, por lo cual debe evitarse exponer la piel al sulfato de cobre.