A ello le sigue una segunda fase aún más aguda e indeterminada que podría extenderse hasta por ocho semanas y en la que aparecen síntomas como dolor de cabeza, dolor en los músculos, fatiga, pérdida de apetito y algunas veces fiebre. Cerca del 10 a 30% de personas infectadas desarrollan una fase crónica o aguda que progresa lentamente y genera daño y destrucción de los músculos del corazón, el esófago e intestino grueso. Es bueno destacar que esto puede influir en contaminación de agua.
Puede desarrollarse en la fase más aguda una miocardiopatia dilatada que puede conducir al fallecimiento del paciente, tras el funcionamiento errático de un órgano tan vital como el corazón y la dificultad para deglutir alimentos.
Tratamiento del mal de chagas
El mal de chagas puede ser tratado con dos fármacos que reciben los nombres de benznidazol y nifutimox que pueden matar el parásito que lo produce. Estos medicamentos suelen ser efectivos al 100% si son administrados en una etapa temprana de la enfermedad, en la etapa aguda o incluso cuando se trate de casos de transmisión congénita, pero su eficacia se puede ver disminuida si transcurre mucho tiempo desde el inicio de la infección.
Este tratamiento es aplicable en el caso de pacientes que presenten reactivación de la infección por inmunodepresión y en pacientes que estén iniciando la fase crónica de la misma.
Prevención del mal de chagas
Algunas medidas que pueden tomarse en la prevención y el control de esta terrible enfermedad, son:
- Fumigaciones frecuentes y periódicas en los alrededores de viviendas y espacios al aire libre.
- Mantener una higiene adecuada en las viviendas. A mayor higiene y limpieza menos probabilidades de infestación.
- Uso de mosquiteros en las habitaciones y durante las horas de sueño y descanso.
- Buenas prácticas higiénicas en la preparación, manipulación, transporte y tratamiento de alimentos para el consumo humano.
- Mayores controles en los bancos de sangre en cuanto a los donantes y su estado de salud al momento de realizar sus donaciones.
- Mayor rigurosidad en cuanto a las pruebas realizadas a órganos, tejidos y células donadas y en los receptores de las mismas.
- Cribado de los recién nacidos e hijos de madres infectadas que permitan diagnosticar y tratar de manera temprana la enfermedad, si fuera el caso.
Los chinches pueden producir daño aún sin llegar a picar con tan solo entrar en contacto con mucosas, especialmente los ojos o la boca. Existen sin embargo, herramientas para diagnosticar esta enfermedad y atacarla antes de producir daños viscerales, que suelen ser irreversibles.